Articulo de Genaro López
Mentir es faltar a la verdad en la
narración de los hechos. En principio una mentira es algo fácil de
corroborar, toda vez que se refiere a un extremo puramente objetivo. Es
decir, la mentira puede ser definida como aquella sentencia que no
corresponde con un hecho verídico o veraz y que, sin embargo, es usada
por un individuo que tiene el claro objetivo de engañar a su receptor,
haciéndole creer algo distinto a la verdad, sobre un hecho del pasado,
el presente o incluso el futuro.

¿Por qué mienten los Gobiernos? Según el
abogado Germán Vargas, lo hacen, para justificar decisiones u omisiones
o situaciones específicas que en todo caso pueden llegar a afectar su
imagen política con las correspondientes consecuencias.
En el caso del Gobierno de Juan Carlos
Varela, se aplica el dicho ‘la mentira tiene patas cortas ‘. La falacia
de sus discursos y su demagogia se ponen a flor de piel. Sobresale la
falacia de ‘el pueblo primero ‘, ‘58.00 balboas en tu bolsillo ‘,
‘transparencia en la gestión gubernamental ‘, ‘agua 7/24 ‘, entre otras.
Esto es lo que sucedido en Barro
Blanco-Comarca Ngäbe Buglé, donde han prevalecido, en un acuerdo
ilegítimo, los intereses de los grupos de poder económico. Los hechos de
represión ocurridos en Gualaquita (Chiriquí Grande, Bocas del Toro),
que fueron negadas por el ministro de Seguridad y el director de la
Policía Nacional ‘aludiendo que las fotos que circulaban por las redes
eran del 2010 ‘, y que Varela se vio obligado, días después, a
reconocer, ante la contundencia de las pruebas presentadas por Frenadeso
y algunos periodistas. Aún así, insisten en ocultar la realidad:
minimizan la represión, el ultraje, el robo, la destrucción de celulares
y la violación de los derechos humanos al pueblo de Gualaquita. En
Panamá, ya se sabe quiénes mienten y quiénes informan verazmente. Cuando
el Gobierno miente y los medios callan, los pueblos hablan.
Ante las falsas promesas de campaña, la
desatención de las demandas sociales de la población, Varela acude a la
represión. Además de Gualaquita, se reprime a los estudiantes
universitarios que rechazan el acuerdo ilegítimo de Barro Blanco y se
solidarizan con el pueblo Ngäbe Buglé; se reprime a la población de
Nueva Providencia de Colón que exige agua potable. Es decir, ante las
carencias de servicios y la degradación del ambiente, los ‘proteger y
servir ‘ se colocan al lado de los violadores de los derechos humanos;
ello explica por qué Varela, al igual que Martinelli, les otorga
cuantiosos aumentos salariales.
¿Por qué se reprimen salvajemente las
acciones de lucha en las calles? ¿A qué le temen los gobernantes? Sin
lugar a dudas, se trata del miedo a la verdad. En este contexto, cobra
hoy más vigencia que nunca el llamado a construir poder popular,
organizar, fortalecer las capacidades de lucha de los sectores populares
y crear las condiciones para la autoconvocatoria por parte del pueblo
de una Asamblea Constituyente Originaria que funda una nueva república
de bienestar para todos.
SECRETARIO GENERAL DE CONUSI-FRENADESO.
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