Panamá 15 may 2016. La élite económica y
política de Panamá no quiere reformar el sistema fiscal y financiero
porque es una de las principales beneficiarias de que los millonarios
del mundo escondan dinero en sociedades “offshore”, dijo a Efe el líder
de uno de los principales sindicatos del país, Saúl Méndez.
“Ellos son los culpables de que muchos
países nos consideren un paraíso fiscal. La élite panameña tiene que
preguntarse qué ha hecho con el país, a quién ha ayudado a esconder
fortunas, a qué narcotraficante, a qué mandatario, a qué corrupto”,
denunció el secretario general del Sindicato Único Nacional de
Trabajadores de la Industria de la Construcción y Similares (Suntracs).
Los papeles de Panamá han revelado que
cientos de personalidades de todo el planeta contrataron los servicios
del bufete panameño Mossack Fonseca para gestionar su patrimonio y
supuestamente evadir impuestos al fisco.
El despacho de abogados, que tiene 40
oficinas en distintos continentes y emplea a más de 500 personas, es
considerado el quinto más grande del planeta en creación de compañías
“offshore”.
“En Panamá hay un Estado de corrupción
legalizada en el que la mayoría de los panameños no tenemos nada que
ver. Pregúntate cuántos panameños, de los cuatro millones que somos,
podemos tener o crear una empresa en un paraíso fiscal”, sostuvo Méndez
durante una entrevista en la sede principal del sindicato, ubicada en el
humilde municipio de San Miguelito.
El pueblo panameño es, según el
sindicalista, el único que va a sufrir el impacto económico de este
escándalo porque la élite “va a seguir igual”.
La primera consecuencia directa ha sido
la inclusión del país en la lista francesa de paraísos fiscales, de la
que salió en 2011 tras la firma de un tratado de doble tributación e
intercambio de información financiera.
“Nosotros creemos que se debe reformar
el Estado, pero ¿quiénes lo van a hacer, los mismos que gobiernan este
país y tienen sociedades ‘offshore’? Por supuesto que no. Es su modo de
vida, es su sistema”, ironizó Méndez.
A los pocos días de que estallara el
escándalo, el presidente panameño, Juan Carlos Varela, anunció la
creación de un comité de expertos para revisar las prácticas del sistema
fiscal y financiero, liderado por el premio Nobel de Economía Joseph
Stiglitz.
La medida fue muy cuestionada y
criticada por una parte de la opinión pública panameña porque en el
gabinete presidencial hay varios ministros que se dedicaban a la gestión
de patrimonios antes de entrar en política.
“¿Cuándo vamos a hablar en este país de
distribución de la riqueza? La situación es salvaje, somos el país más
desigual de América Latina: 115 milmillonarios se reparten 15.000
millones de dólares y encima esconden dinero en paraísos fiscales”,
denunció el líder sindical.
La recuperación del Canal en el año
2000, tras cien años de dominio estadounidense, iba supuestamente a
reducir esta dualidad social porque el Estado iba a tener más recursos
para destinarlos a políticas sociales. Pero, en palabras del dirigente,
“todo fue una ilusión”.
“El Canal está ahí, sí, pero no ha
cambiado la forma de vida del común del panameño. Y la ampliación (que
se va a inaugurar el 26 de junio) va por el mismo camino”, indicó el
sindicalista, que fue una de las voces más críticas contra el ensanche.
La vía interoceánica genera anualmente
cerca de 2.600 millones de dólares, de los cuales 1.000 millones van a
parar al Tesoro panameño. Con la ampliación, que se inició en 2007 con
un coste de 5.250 millones de dólares, el Estado espera triplicar esos
ingresos.
Méndez, que ingresó en el Suntracs en
los años noventa, cuando trabajaba como soldador en un gran proyecto y
entró en contacto con las injusticias de la obra, también habló de la
crisis de credibilidad del sindicalismo latinoamericano y del panorama
político de Panamá.
“La situación política aquí es tan grave
que no existen ni las izquierdas ni las derechas. Solo hay miedo al
comunismo, la gente piensa como si estuviéramos en plena guerra fría”,
dijo el líder del Suntracs, en el cargo desde 2010.
La principal consecuencia de la larga
presencia estadounidense en este pequeño país, que lleva una década
liderando el crecimiento económico de América Latina, es la “ausencia de
partidos de izquierda” y el avance del neoliberalismo.
De ahí, explicó Méndez, que el sindicato
se esté planteando concurrir a las presidenciales de 2019 y refundar el
Frente Amplio por la Democracia (FAD), formación que se presentó a las
elecciones de 2014 y apenas alcanzó 0,6 % de los votos.
“Nos faltó experiencia y músculo
financiero. Hoy en día, tenemos 23.000 inscritos y necesitamos más de
90.00 para constituirse como partido. La participación o no del FAD en
las elecciones de 2019 depende de todo lo que hayamos logrado desde hoy
hasta entonces”, concluyó el líder sindical. -EFE –
No hay comentarios:
Publicar un comentario