Este año conmemoramos el 130 aniversario
de la Gesta de Chicago. En prácticamente todo el orbe los trabajadores y
trabajadoras festejamos como nuestro día y recordamos a los que con su
sacrificio lograron las 8 horas de trabajo, 8 horas de estudio o
recreación y 8 horas de descanso.
La ocasión es propicia en nuestro país
para que reflexionemos sobre el momento actual y enfocarnos en las
luchas que habremos de enfrentar en lo inmediato ante amenazas que se
ciernen sobre nuestros anhelos de alcanzar una vida digna para todos.
Entre estas amenazas están las
intensiones de la patronal y su gobierno de privatizar por completo los
fondos de la Caja de Seguro Social (CSS), expulsar a los beneficiarios
del sistema, aumentar la edad de jubilación e incrementar la cuota
obrera, mientras persiste el desabastecimiento de medicinas e insumos
médicos, se prolonga y agrava las pésimas condiciones de los centros
hospitalarios y desmejora la atención de los asegurados a todos los
niveles. La lógica de los sectores en el poder es “trabaja más, pagas
más y muérete rápido”.
En medio del decrecimiento económico en
diversos sectores de la economía, crece el desempleo (Zona Libre de
Colón, puertos, trabajadores bancarios, empleados públicos, sectores
agropecuarios, comercio, etc.) y se persigue como nunca a los
trabajadores por cuenta propia que representan prácticamente el 40%
(sector informal).
Paralelo a ello, la fuerza laboral
panameña es desplazada por el tráfico de mano de obra extranjera. Una
nueva trata de esclavos fomentada por transnacionales y empresas locales
que, gracias a la complicidad de las autoridades, del negociado de
visas de grandes bufetes con intereses en determinados consulados, por
ejemplo, el de Filipinas, introducen trabajadores de otros países para
reducir los salarios, desmejorar las condiciones de trabajo, se niegan a
pagarles prestaciones y seguro social, a pesar de que estos utilizan
los cetros de salud y hospitales públicos que los trabajadores panameños
sostenemos con nuestros impuestos. No el es el simple trabajo migrante
que siempre ha existido aquí y que convive con nosotros sin ningún
problema. Estos migrantes son transportado al país por el gran capital
en función de su interés de sobreexplotar al trabajador sin medir las
consecuencia y a una escala jamás vista. Hoy en Minera Panamá, uno de
cada cuatro trabajadores (25%) es extranjero, y la empresa pretende con
el beneplácito de las autoridades incrementarlo a un 40%, violando la
Constitución y las leyes nacionales.
Panamá hoy se ve afectada con la crisis
mundial de migrantes en nuestras fronteras, la más grave que se conoce,
incluso mayor que la Segunda Guerra Mundial, reflejo de la crisis del
capitalismo global, las nuevas guerras imperialistas y disputas
geopolíticas, muchas inspiradas en el racismo, el fundamentalismo
religioso, pero en el fondo el interés de controlar grandes recursos
naturales.
De eso no escapa América Latina, donde
la derecha y el imperialismo conspiran abiertamente contra los pueblos y
gobiernos progresistas, pretendiendo mediante chantajes y una justicia
corrupta doblegar la voluntad popular.
En Panamá, además, se sigue violando la
libertad sindical y el derecho a huelga a diversos grupos de
trabajadores como el caso de Zona Libre de Colón, zonas francas, sector
bancario, empleados públicos, educadores, etc. y persiste la
discriminación sobre la mujer, los indígenas, afrodescendientes, por
preferencias sexuales y por edad (jóvenes sin oportunidades y miles de
panameños sin una vejez digna).
Debemos estar vigilantes y denunciar al
sindicalismo amarillo, instrumento de la patronal para dividir a la
clase obrera, con seudo dirigentes venales y traidores, que por
prebendas defienden los intereses de los empresarios en detrimento de
los trabajadores.
Temas como el deterioro de la salud y la
educación públicas, la falta de agua potable en vastas comunidades, la
ausencia de viviendas decorosas, tierra para trabajar, la desnutrición
infantil, la inseguridad ciudadana, el deterioro del ambiente como el
caso de la Laguna de Matusaragatí y la tala y quema indiscriminada de
árboles, no pueden pasar desapercibos un día como hoy.
A ello debemos agregar el escándalo de
los mal llamados papeles de Panamá, cuyos efectos a la economía aún
desconocemos, pero que han permitido descubrir en su verdadera magnitud
la esencia del modelo mundial neoliberal y el lado más oscuro de la
Mafiocracia local, gansteril y corrupta.
Ello confirma el deterioro sin
precedente del sistema y de las instituciones del Estado y reafirma la
necesidad de una Asamblea Constituyente Originaria con plenos poderes,
auto convocada por el pueblo soberano, para borrar de una vez por todas
esta podredumbre moral, la desigualdad y las injusticias sociales y
fundar una nueva República de prosperidad para todos.
Para el logro de todos estos
objetivos y grandes propósitos es necesario la unidad y organización de
los sectores populares en torno a luchas comunes, lo que en nuestro caso
pasa por retomar el instrumento electoral del pueblo, el Frente Amplio
por la Democracia (FAD), para derrotar a los partidos tradicionales y
lograr que finalmente los trabajadores, los pobres y los auténticos
patriotas lleguen a ser Gobierno.
Hoy, primero de mayo, reafirmamos
nuestro firme compromiso con estas aspiraciones y nuestra determinación
de intensificar la lucha del pueblo en las calles, para así ser leales
con los ideales de aquellos que en Chicago ofrendaron sus vidas por los
intereses de los trabajadores de todo el mundo.
¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO!
¡SIN LUCHAS NO HAY VICTORIAS!
¡LA PELEA ES PELLEANDO!
Panamá, 1 de mayo de 2016.
SUNTRACS
SINDICATO UNICO NACIONAL DE TRABAJADORES DE
LA INDUSTRIA DE LA CONSTRUCCION Y SIMILARES
FRENADESO
FRENTE NACIONAL POR LA DEFENSA DE
LOS DERECHOS ECONOMICOS Y SOCIALES
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