Los economistas suelen decir que en
Panamá la estructura impositiva es regresiva, para la mayoría de los
panameños eso significa que los que menos ingresos tenemos pagamos
proporcionalmente más impuestos que los que más ingresos tiene;
situación que se profundiza cuando el neoliberalismo sanciona cada vez
más el consumo (aumento del ITBM).
El problema es más profundo que eso. Los
llamados ‘Papeles de Panamá ‘, que ha desatado a nivel mundial el
escándalo de las actividades que realiza Mossack Fonseca (allanada
tardíamente pero que sigue operando), ha puesto al descubierto lo que el
movimiento social a través de Frenadeso lleva años denunciando, la
evasión de impuestos y los negocios oscuros que imperan en el país con
la complicidad de los Gobiernos. Más allá de lo regresivo del sistema
impositivo las grandes empresas no pagan impuestos al Estado, hecho que
defiende la procuradora de la Nación, como representante del sistema, al
señalar que la ‘evasión no es un delito ‘.
Ello evidencia que en el país pagamos
impuestos los trabajadores, las capas medias, los pequeños productores y
empresarios, mientras que a los sectores de poder económico y las
transnacionales se les exonera y evaden.
Coincido con otros en la necesidad de
los impuestos bajo el principio que significa trasladar recursos
privados a manos sociales a través del Estado, para que este realice sus
funciones constitucionales de atender las demandas sociales (salud,
educación, vivienda, acceso a agua potable, infraestructura pública,
entre otros); no obstante, debo reconocer que desde los albores de la
República los sectores de poder económico, a través de sus Gobiernos,
han utilizado la esfera pública para enriquecerse, para sus negocios,
situación que Gobierno tras Gobierno viene incrementando la corrupción
en la medida en que se les garantiza a corruptos y corruptores
impunidad.
Las reveladas actividades de Jürgen
Mossack y Fonseca Mora, revelan a nivel local que, además de hacer
fundaciones y sociedades anónimas para los ricos del país, compartían
con ellos directivas; y que igualmente familiares y allegados ocupaban
altos puestos en las estructuras gubernamentales, independientemente de
qué partido gobernará e incluso en las más altas estructuras
partidarias.
A nivel político, connotados miembros de
la partidocracia (PRD, Panameñistas, Cambio Democrático, Partido
Popular y Molirena) aparecen en los ‘Papeles de Panamá ‘; ministros de
Estado, diputados, magistrados, directores de ayer y de hoy; al igual
que un conjunto de presidentes del país. A nivel económico, los 115
ultramillonarios del país también están en el listado; dueños de los
principales medios de comunicación; los grandes bufetes de abogados
están involucrados; y aquellos que ayer y hoy claman por la imposición
de medidas paramétricas a la seguridad social. He aquí la mafiocracia
que gobierna el país desde inicios de nuestra historia hasta la fecha.
He allí el tratamiento mediático a la
información por parte de los medios de comunicación social; y la
posición timorata del Gobierno de Varela frente a Mossack y Fonseca.
Ello explica, por qué fue Frenadeso, en su deber con el pueblo panameño,
quien puso a la luz pública la base de datos de las sociedades anónimas
panameñas tramitadas por la firma Mossack Fonseca entre 1977 a 2014
(Más de 50 000 sociedades). Se trataba de la creación de sociedades
‘offshore ‘ para ocultar fortunas y dinero mal habidos, negociados de
visas, abanderamiento de barcos, etc. Todas las actividades creadas a
partir de la prostitución de nuestra zona de tránsito y de la plataforma
transnacional de servicio erigida en la dictadura. Estas firmas, vale
decir, controlan consulados y el servicio exterior, sea cual sea el
Gobierno en el poder.
Como señala Frenadeso, refiriéndose a la
mafiocracia, ‘son ellos los responsables de haber enlodado el nombre de
Panamá. Corresponde al pueblo y sus fuerzas unirnos para limpiarlo y
luchar de una vez por todas contra esta podredumbre moral mediante una
Asamblea Constituyente Originaria con plenos poderes ‘.
SECRETARIO GENERAL DE CONUSI – FRENADESO.
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