En Panamá parece hablarse en miles de millones de dólares. El
presupuesto de la nación programado para el 2013 es de $16,268 millones;
los aportes del Canal $6,576 millones (En 12 años); el MOP licitó
contratos por más de $3,400 millones, sin incluir contrataciones
directas, en tres años, las cuales son cuestionadas por sobrecostos; la
partida discrecional asignada a la Presidencia alcanza los $22.4
millones, en tres años de gestión; licitación de los $240 millones para
paradas del Metrobús, que seguirá ¡’vigilando’ el exministro de la
Presidencia!
En la otra cara, miles de panameños sufren
vicisitudes ante el abandono de las necesidades sociales por parte del
Estado. En materia de salud, esta semana, pacientes con insuficiencia
renal crónica cerraron la vía Interamericana, como protesta para exigir
que se garantice el servicio de la Sala de Hemodiálisis del Hospital
Luis Chicho Fábrega en Santiago de Veraguas. Hacinamiento en la Sala de
Neonatología del Hospital del Niño, a quien se le niega los terrenos de
la antigua Embajada de EE.UU. Técnicos de enfermería protestan para
exigir que se hagan efectivas las modificaciones que les habían
prometido en relación con pagos y bonificaciones.
En cuanto a
educación, pésimas condiciones en la infraestructura de los planteles
educativos, que incluso hacen suponer la muerte de una educadora,
presuntamente a causa de la fibra de vidrio y guano de murciélago en una
Escuela de Atalaya. Por el lado comunitario, en La Chorrera residentes
de Los Corozales exigen se les construyan una carretera, porque la que
tienen está intransitable, pero el MOP hace caso omiso. En Arraiján, los
moradores son más las horas que están sin agua y sin luz, sin que las
autoridades atiendan el problema; situación similar en Juan Díaz con la
distribución del agua, porque algunos sectores no cuentan con el vital
líquido.
A ello hay que sumarle, el incremento de los precios
de la canasta de alimentos (pollos, papas, legumbres, maíz, huevos,
leche), que colocan la misma por encima de los $310.00 mensuales para
una familia de 3.8 miembros. El pueblo ya no aguanta más el elevado
costo de la vida, siendo cada vez más difícil para una familia mantener
un nivel de vida con dignidad, donde al menos alcance para comprar los
alimentos suficientes para que la familia tenga fuerzas para estudiar,
trabajar y para hacer una serie de actividades.
Cada vez somos
más dependientes de las importaciones, no hay una política pública
dirigida a promover la producción nacional, garantizando la soberanía y
seguridad alimentaria y nutricional del pueblo. A final de año entrará
en vigor el TLC con EE.UU., que terminará de ahorcar a los productores,
siendo favorecido los sectores importadores, entre ellos Martinelli.
Es necesario tomar medidas que estimulen la producción local de
alimentos, a los productores de subsistencia, a los pequeños y medianos
productores, eliminando la cadena de intermediación inescrupulosa y
especulativa que encarece los precios que tienen que pagar los
consumidores.
Es imperativo que se disminuyan y congelen los
precios de los alimentos y se dé un aumento general de salarios. No
debemos permitir que se siga pauperizando las condiciones de vida de la
mayoría de la población.
En medio de millones de dólares las
soluciones a los problemas sociales no llegan. Solo los 100 dueños de
Panamá acrecientan sus fortunas desde la esfera pública.
Es
urgente la construcción de una democracia económica que dé respuesta a
la satisfacción de las necesidades sociales más apremiantes. En este
sentido, el Frente Amplio por la Democracia (FAD), propone y luchará por
la reorientación de la política económica, centrando nuestra prioridad
en un desarrollo nacional que privilegie la creación de empleos
productivos, mecanismos justos de redistribución del ingreso nacional,
la seguridad y soberanía alimentaria y la superación de la pobreza en el
país.
SECRETARIO GENERAL DE CONUSI-FRENADESO.
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