Al parecer sigue la vieja práctica de
algunos medios o de gente de ellos en cobrar bajo cuerda por brindar
espacios en noticieros y programas de debate.
Al parecer, a través de agencias de
relaciones públicas y de comunicación de su propiedad, en las que usan
testaferros, ofrecen estos espacios a clientes, que pueden ser
empresarios y políticos.
Esto explica la participación asidua de algunos personajes en los medios y las entrevistas amigables que se les realizan.
También explica como se les concede
tiempo de tv y radio a transnacionales como Minera Panamá para atacar al
SUNTRACS, o cómo se compra el silencio como ocurrió en la huelga de
Coca Cola.
Mientras organizaciones reconocidas se
les impone un cerco informativo a otros carentes de representatividad se
les abre las puertas a diario. Con plata bajo la mesa se impone la
matriz informativa y se fomentan las campañas sucias contra
organizaciones y personas, dependiendo del interés del cliente.
¿Qué objetividad e imparcialidad puede
haber en un periodismo que actúa de esta manera? Podrá ser legal esto,
pero ¿es ético? ¿Dónde está el derecho de información del pueblo?
¿Cuánto cuesta la libertad de expresión?
Parece que algunas figuras que se presentan como víctimas y angelitos en los medios comenzarán a caer del cielo.
Muchos panameños quedarán sorprendidos en su buena fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario