Era el 11 de marzo de 2010, solo 8 meses
después de la ascensión del gobierno de Ricardo Martinelli.
Organizaciones populares, especialmente los trabajadores del SUNTRACS,
se agitaban en las calles contra el anunciado aumento del ITBMS del 5%
al 7%, medida concebida por el Ministro de Economía y Finanzas, el
panameñista Alberto Vallarino.
Se desarrollaban protestas en todo el
país en preparación de la gran marcha convocada por FRENADESO para el
jueves 18 de marzo. En la Avenida Balboa, los obreros de la construcción
se movilizaban en su hora de almuerzo. Con ellos tropezó el Ministro
de Seguridad, José Raúl Mulino, quién viajaba en su lujoso auto
sintiéndose un mandamás y ordenó a los trabajadores que despejaran la
vía. Por supuesto, nadie le hizo caso, y entonces las cámaras de
televisión y varias emisoras de radio en directo, grabaron sus palabras,
cuando furioso le gritó a los obreros, “maleantes de mierda”.
Se desata la represión
Era el preludio de la represión. Días
después, el 16 de marzo, Mulino ordenaba a la Policía, dirigida por
Gustavo Pérez, reprimir a los obreros. Unidades policiales se tomaron
por asalto los proyectos de construcción en la Ave. Balboa y Calle 50.
Hubo un número plural de heridos y casi 300 detenidos. Al menos 70 de
ellos ciudadanos que estuvieron cerca de los sitios de la protesta, pero
que nada tenían que ver con la misma .
Sin mediar orden de autoridad competente
alguna, ni juicio previo, sin imputársele cargos a los detenidos,
estos sin contemplaciones fueron conducidos a las cárceles de La Joya y
La Joyita, sí señores, allí dónde hasta ahora no ha ido ninguno de los
funcionarios del pasado gobierno implicados y procesados por casos de
corrupción. Las instrucciones fueron impartidas por el alcalde
panameñista de ese entonces, Bosco Vallarino, el delincuente del video
del famoso sobre, quien para la fecha era asesorado por su copartidario y
actual alcalde, José Isabel Blandón.
Contrario a lo que esperaban los
representantes del nuevo gobierno, la represión no amilanó a los
luchadores, por el contrario arreció las protestas. Al día siguiente,
los proyectos de construcción amanecieron tomados por unidades
policiales. Los obreros eran sometidos al pele police y más de 30 de
ellos eran detenidos. Para estos humildes panameños no habían medidas
cautelares de casa o país por cárcel
La marcha convocada por FRENADESO y
SUNTRACS se efectuó pese a la intimidación y fue multitudinaria, pero
opacada por los medios de comunicación, en ese entonces en plena luna de
miel con el nuevo gobierno como ocurre en la actualidad. Incluso, uno
de los aduladores de todos los gobiernos en sus inicios, como lo hace
hoy, Ebrahim Asvat, llegó a señalarle al SUNTRACS, en una de sus
columnas, que con la beca universal, las mochilas y útiles escolares;
100 a los 70, y otros programas de Martinelli, ya no había razones para
luchar. Aludiendo a una caricatura presentaba a un niño interpelando a
su padre: “Papi, yo no quiero que te metan preso, si quieres
devuelvo la mochila, los textos escolares, el bono escolar, los
cuadernos y los lápices. Renuncio a la beca escolar y le digo al abuelo
que no reciba el 100 para los 70 ” (El Siglo, marzo de 2010).
Tras la marcha, en el Parque Catedral, a
pocos metros de la Presidencia, Saúl Méndez dio un ultimátum al
Gobierno: el lunes 22 de marzo iniciaría la huelga general si los
detenidos no eran liberados de inmediato.
Un episodio no conocido con Martinelli
La dirigencia obrera recibió entonces
una llamada del Ministro de la Presidencia, Jimmy Papadimitriu, para
tratar el caso de los prisioneros. Una delegación integrada, entre
otros, por Genaro López y otros directivos, al igual que miembros del
equipo técnico de FRENADESO, se designó para esta reunión. Papadimitriu
afirmó que el presidente era “buena gente”, que había que comprenderlo,
que tenía buenos proyectos para los trabajadores, que se había
molestado por el anuncio de huelga y se comprometió él personalmente a
resolver la situación liberando poco a poco a los detenidos.
Cuando la delegación de los trabajadores
ya se retiraba, de las escaleras de la Presidencia bajaba corriendo
Ricardo Martinelli, evidentemente como un energúmeno, abrió una de las
oficinas y pidió a la delegación que entrara.
Gritaba vulgaridades: que como era
posible que Saúl lo amenazara con una huelga, que por las buenas era
bueno pero por las malas era un “hijueputa”, que si creíamos que los que
habían pasado antes que él por la presidencia eran “hijueputas”, él
era mil veces más “hijueputa”.
Una compañera, miembro de la delegación,
exigió respeto ante el lenguaje vulgar y soez del mandatario electo
con el más del 60% de los votos hacía 10 meses. Entonces, pidió
disculpa y bajó el tono. Pero seguía vociferando, incluso contra parte
de su equipo de gobierno que tildó de incapaces, principalmente
panameñistas. Habló pestes del alcalde Vallarino y dijo que pronto lo
sacaría (hecho que ocurrió casi dos años después gracias al famoso
video dado a conocer recientemente). Molesto aceptó que en las próximas
horas, en efecto, liberaría a los presos, cuyos familiares comenzaban a
reunirse para exigir su liberación.
Los detenidos, fueron liberados durante
ese fin de semana, pero antes se les impusieron onerosas multas que el
SUNTRACS tuvo que cubrir en las corregidurías de Calidonia y Bella
Vista.
Fueron 5 años de lucha del movimiento popular
Comenzaba así un capítulo más de
sacrificios de los luchadores sociales quienes en el resto del período
de Martinelli tuvieron que enfrentar la salvaje represión y persecución
desatada por las autoridades como en el caso de la Ley Chorizo y las
masacres de Changuinola, David, San Félix y Colón, o el caso de los
jóvenes quemados vivos en el Centro de Cumplimiento de Menores en
Tocumen, o el caso de los arrestos y la celada tendida por la policía en
el Hotel Soloy, el 10 de julio de 2010, contra la dirigencia de
FRENADESO durante los momentos más álgidos de la lucha en Bocas del
Toro, que obligó a los miembros de la Dirección Nacional refugiarse en
la clandestinidad. Ronaldo Ortiz fue detenido, y Jaime Caballero
arrestado en su residencia y trasladado en un avión a Panamá, donde se
unió a su compañero de FRENADESO en las celdas de la DIJ. El fiscal
auxiliar era Angel Calderón quien pretendía trasladarlos a La Joya y La
Joyita, junto a Saúl Méndez, que de llegar a ser detenido, el plan era
que fueran asesinados por delincuentes comunes en la cárcel y hacerlo
parecer como una riña.
Luego de esta jornada de lucha y de la
imposición del 7%, siguieron la Ley Carcelazo, La Ley Chorizo, la Ley
Tránsfuga, la salida de Panamá del Parlacen, el nombramiento de los
magistrados y la contralora corruptos, Alejandro Moncada Luna, Abel
Almengor, Harry Díaz, Gioconda de Bianchini (todo esto con los votos de
los diputados panameñistas, los mismos que hoy se dan golpes de pecho,
junto al PRD que hacía de oposición cariñosa); el proyecto de
trasformación curricular de Lucy Molinar, así como las reformas al
Código Minero, la Sala V, la venta de terrenos de la Zona Libre en
Colón, entre otras medidas que el pueblo tuvo que enfrentar con una alta
cuota de sangre, arrestos y multas que solo al SUNTRACS / FRENADESO le
costó decenas de miles de balboas y centenares de arrestos, además de
decenas de heridos.
Los hechos que le narramos sucedieron
dentro de los 26 meses del gobierno conjunto Martinelli.Varela, surgido
del pacto en la casa del Embajador gringo en febrero de 2014. En esos
dos años y algo más el gobierno apoyó el golpe de Estado en Honduras,
cerró la Operación Milagros, afianzó la alianza con los servicios de
espionaje de Israel, se adquirió la maquina pinchadora, se compraron los
radares a Finmeccanica, se dieron los contratos de las mochilas,
comida deshidratada, Cobranzas del Istmo, etc.
En el período del Gobierno de
Martinelli hubo más de 20 muertos por los que nadie ha respondido. El
gobierno se ensañó particularmente contra los indígenas. Los policías
atacaban a mansalva a los panameños en retenes. De esto no le interesa
hablar hoy a los propietarios de medios de comunicación ni a los lamados
grupos de sociedad ni al establishment en general, porque no se trata
de ningún “rabiblanco” caído. A ellos solo les interesa los casos de
algún miembro del Club Unión pinchado, o dejado fuera de los grandes
negociados realizados por Martinelli en su gobierno o a los que no se
les permitió robar, designar magistrados Procurador, o imponer su
voluntad tal como ocurrió en gobiernos pasados y por eso vienen hoy por
la vendetta.
El Ministro de Seguridad de esa época,
José Raúl Mulino, pese a los asesinatos, las violaciones flagrantes de
los derechos humanos, sigue sin comparecer ante los tribunales de
justicia.
Hoy, que estos cobardes tiemblan y
lloran ante la posibilidad de ir a un centro penitenciario, ellos que no
tuvieron clemencia para juntar gente decente y honesta con
delincuentes comunes en La Joya y La Joyita, vale la ocasión para
preguntarles: ¿Quiénes son los maleantes de mierda
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