PANAMÁ: Panamá: El FAD a un año de su reconocimiento oficial

Hace un año el FAD fue reconocido oficialmente.

EL FAD A UN AÑO DE SU RECONOCIMIENTO

Mediante Resolución n.º 35 de 12 de septiembre de 2013, el Tribunal Electoral de Panamá dio su reconocimiento al Frente Amplio por la Democracia (FAD) como partido político debidamente constituido. Es decir, hace solo un año, para los aspectos formales, somos un partido político reconocido, condición que aún mantenemos, pese a no alcanzar el 4% de los votos válidos el 4 de mayo, toda vez que el proceso electoral aún no ha concluido y, por el contrario, se dilata. Más de cincuenta mil panameños todavía permanecen inscritos en el FAD.

A un año de lograr ese reconocimiento, luego de una ardua campaña de inscripción que duró cerca de dos años, es importante hacer algunas consideraciones:

El Frente Amplio por la Democracia (FAD), con apenas ocho meses de existencia y luego de cumplir rigurosos requisitos legales, afronta el 4 de mayo sus primeras elecciones generales, compitiendo con los partidos tradicionales, en un torneo donde prevaleció más que nunca el clientelismo electoral.
El FAD presenta una propuesta al país de unos 600 candidatos populares, entre principales y suplentes, todos financiados con los fondos del financiamiento público otorgado por el Tribunal Electoral a los partidos políticos debidamente constituidos. De ese financiamiento público, que creemos más que suficiente, el FAD no recibe un solo centavo, toda vez que corresponde al Tribunal Electoral el pago a proveedores, publicitarias, medios de comunicación y entes financieros.El FAD ha rendido cuentas de ese manejo a las instancias correspondientes en el Tribunal Electoral.
Las informaciones surgidas luego del torneo electoral acerca del uso de fondos públicos para favorecer a candidatos de Gobierno y “Oposición”, además de las series de denuncias de irregularidades y anomalías cometidas a lo largo de la campaña y el mismo día de las elecciones, ponen en entredicho la legitimidad de los resultados del 4 de mayo.
Especial atención debe merecer el manejo de diputados y juntas comunales de gran parte de los 1,200 millones del Programa de Ayuda Nacional (PAN), utilizados fundamentalmente en clientelismo político.
Solo este hecho pone en evidencia la desigual batalla que tuvo que enfrentar el FAD, con una campaña de apenas dos meses, invisibilizado por los grandes medios de comunicación y enfrentado a una maquinaria electoral y publicitaria de los partidos tradicionales que se sustentó con los cientos de millones de dólares provenientes de fondos públicos, donaciones de grandes empresarios, fundaciones nacionales e internacionales y otras fuentes de dudosa procedencia.
Todos estos recursos fueron utilizados para presionar al votante el día de las elecciones, mediante la entrega de electrodomésticos, materiales de construcción, bolsas de comida, becas, etc., y la compra descarada de votos. Es por ello que no dudamos en afirmar que estamos ante un monumental fraude electoral.
La lluvia de impugnaciones ocasionadas por estos graves delitos electorales ha profundizado la crisis institucional que viene arrastrando el país desde hace ya varias décadas. Hoy la Asamblea Nacional de Diputados sesiona sin una quinta parte de sus miembros en espera que los tribunales fallen las denuncias presentadas, mientras que muchos de los que hoy legislan están siendo duramente cuestionados acerca de la legitimidad de sus credenciales.
Solo el diputado de Cambio Democrático (CD) José Muñoz recibió del PAN más de tres veces lo que recibió como partido político el FAD del financiamiento público. Y lo entregado a él y a su copartidario dentro del Circuito 8-10, Edwin Zúñiga, es más de lo que el Tribunal Electoral entregó a los seis partidos reconocidos y a todos los candidatos de libre postulación juntos. Podríamos ofrecer otros ejemplos en base nada más a esos recursos del PAN, del cual no se beneficiaron únicamente los candidatos del oficialismo de ese entonces (CD-MOLIRENA) sino también figuras relevantes del Partido Panameñista, Popular y del PRD, estos últimos integrantes del denominado Pacto de Gobernabilidad.
Aunque el establishment no lo quiera reconocer así, estamos ante una crisis institucional de grandes proporciones. Lo ocurrido en las elecciones es solo comparable a lo acontecido en mayo de 1989, es decir, las últimas elecciones organizadas bajo el régimen militar. La dimensión de las irregularidades y los delitos electorales cometidos ameritan el llamado a nuevas elecciones generales y el castigo ejemplar a quienes malversaron los fondos del Estado y a los responsables de tanta trampa y corrupción.
Pero la situación es todavía peor. El sistema ha colapsado y ha infectado a casi toda la sociedad. Casi nadie está exento de responsabilidad. Urge una transformación profunda. Ya no caben reformas cosméticas ni caricaturas de constituyente.
La única salida real a esta crisis es una Asamblea Constituyente Originaria, con plenos poderes, que barra la podredumbre moral que reina en las instituciones. Hay que fundar una nueva República, una Patria para todos.
Acerca de su futuro, el Frente Amplio por la Democracia (FAD) está en pleno proceso de discusión, consulta y debate con sus bases acerca de los resultados obtenidos, analizando nuestra inexperiencia en estas lides, la estrategia de campaña, la falta de tiempo, nuestras muchas debilidades y errores cometidos a lo largo de todo este proceso, pero valorando el esfuerzo y sacrificio de nuestra militancia y del voluntariado, las enseñanzas que surgen de este proceso, rescatando también el amplio campo de trabajo, de proyección y de relaciones que se ha abierto y la posibilidad de trabajo concreto que se nos presenta con los representantes de corregimiento electos.Ello, y el análisis de la realidad concreta, determinará la decisión de reinscribir o no este instrumento de lucha del pueblo.
Pero lo más importante es que más allá del reconocimiento legal del Tribunal Electoral, mantenemos la firme convicción de que este espacio de lucha, de debate, de solidaridad, de confluencia de ideas, de militancia combativa, de esfuerzos comunes por elevar los niveles de conciencia y organización del pueblo, esta corriente de opinión, esta alianza social y política perdurará y buscará la unidad con otros sectores del pueblo.
Porque lo que el FAD promovió en la campaña electoral fue una visión distinta de la sociedad, fueron ideas y proyectos justos que hoy mantienen plena validez. Y la historia comienza rápidamente a darnos la razón, ahora que las falsas ilusiones que se sembraron en el pueblo comienzan a desvanecerse. Porque la esperanza no muere, seguiremos adelante en defensa de los intereses populares y nacionales.