Artículo publicado en diario La Prensa el domingo 10 de febrero de 2013
un viejo sueño político
La clase obrera y el partido que no cuaja
Las reglas
del ´Código Electoral´, la división y el lenguaje radical de algunos
dirigentes impiden sumar simpatizantes, señalan sectores populares.
Isidro Rodríguez
ACTIVISMO. Inspirados en
el ejemplo del expresidente de Brasil Luiz Inacio ´Lula´ da Silva,
sectores obreros panameños sueñan con formar un partido para acceder al
poder. El Frente Amplio por la Democracia es uno de esos proyectos
LA
PRENSA/Archivo
La cantidad de firmas de adherentes que
se exige, la falta de recursos económicos, el clientelismo político y la
división ideológica del movimiento obrero son los principales factores
que han impedido la formación de un partido político por parte de los
trabajadores.
Esta es la conclusión a la que llegan
dirigentes sindicales, de movimientos populares y sectores políticos.
“El problema principal está en la propia ley electoral. El Código
Electoral es de los más antidemocráticos de América Latina y del mundo,
porque exige una cantidad exagerada de firmas que representan el 4% (64
mil firmas) del padrón electoral, lo cual es el más alto de América
Latina”, sostiene Olmedo Beluche, del Movimiento Popular Unificado.
Además de esto, explica Beluche, existe
un sistema clientelista basado en la compra de las firmas y el voto por
los partidos políticos tradicionales, creando así una cultura
completamente corrupta en torno a los adherentes.
inicios
Los intentos de crear partidos obreros
siempre han estado latentes. Desde febrero de 2011, organizaciones
sociales y obreras que forman el Frente Nacional por los Derechos
Económicos y Sociales (Frenadeso), un movimiento creado al calor de las
reformas a la Ley de la Caja de Seguro Social (CSS) en 2005, anunciaron
que buscarían convertirse en partido político.
Se denominan Frente Amplio por la
Democracia (FAD) y se ubican como un partido de izquierda “que buscará
la justicia social y la igualdad”, aseguran. Pero a casi dos años de que
dieran a conocer su proyecto, todavía no logran entrar a la arena
política.
Según las últimas cifras del Tribunal
Electoral (TE), este colectivo en formación había logrado inscribir 18
mil 584 personas hasta noviembre de 2012. Les faltan 45 mil 416
adherentes para ser reconocidos como partido político.
El viejo sueño de armar un partido de
trabajadores es de vieja data. En 2005, la dirigente de los funcionarios
de la Caja de Seguro Social, Priscila Vásquez, también propuso la idea
de comenzar uno, pero no prosperó. Desde la década de 1940 ha habido
varios intentos. Entre ellos el Partido del Pueblo, el Partido
Socialista de los Trabajadores, el Partido Independiente de la Clase
Obrera y el Partido Revolucionario de los Trabajadores. Todos
desaparecieron.
¿RADICALES?
Sin embargo, pese a estos precedentes
hay quienes persisten en sus intenciones de crear un partido de este
tipo. “Las experiencias anteriores no son muy alentadoras, pero hay
necesidad de seguir generando participación de otros sectores sociales”,
afirmó Fernando Cebamanos, presidente del FAD.
No obstante, el galeno reconoce las
dificultades que hay y también afirma que formar un partido se hace más
difícil por la cantidad de adherentes o firmas que se exigen.
“Eliminaron los libros móviles en los que se podía salir con una hoja
membretada a recoger firmas”, se quejó.
Cebamanos apunta que el lenguaje radical
que utilizan algunos dirigentes es otro factor que impide sumar
adherentes. “Hay que ser inclusivo, por eso nosotros hablamos de una
fuerza democrática de diversos sectores”, afirmó.
Mientras que el dirigente del Consejo
Nacional de Trabajadores Organizados (Conato), Rafael Chavarría,
sostiene que la división ideológica del movimiento sindical ha afectado
la unificación de los obreros para formar un partido.
“Lo ideal es que hay que construir un
liderazgo que unifique a las clases populares; mientras eso no ocurra,
no habrá una expresión política de las clases populares de este país”,
señaló el dirigente sindical.
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