El 2013 es un año preelectoral. La partidocracia comienza atiborrar de
propaganda los diversos espacios. A finales del año pasado los
representantes y diputados de gobierno competían por convertirse en
‘Santa’ con los recursos del pueblo, acción que tacha de irrespetuosa
hacia las verdaderas y permanentes necesidades del pueblo.
Una vez más con recursos millonarios pretenden colocar figuras en el escenario político. La propaganda electoral es el anzuelo con el que se piensa atraer los votos. La propaganda habla de que ‘ellos combatirán la pobreza, la corrupción, que atenderán las demandas sociales del pueblo’; sin embargo, han sido ellos mismos y sus partidos los que mantienen a Panamá como uno de los países de América Latina con peor distribución de la riqueza. Son ellos los que desde 1979 ejecutan el modelo económico neoliberal que genera inequidad social. Tanto PRD, CD, Panameñistas, Molirena y Partido Popular (partidocracia), aumentaron los impuestos, reformaron el Código de Trabajo, aumentaron la cuota a la seguridad social, abandonaron la seguridad y soberanía alimentaria, impulsan proyectos depredadores del ambiente (minería e hidroeléctricas), han encarecido el costo de la vida, han generado procesos de privatización y venta de la patria, y hoy pretenden privatizar el agua. Adicionalmente, todos sufrimos el deterioro de los servicios de salud y educación pública, de las viviendas populares, del sistema de transporte masivo, incremento de la inseguridad y de la delincuencia. Son éstos mismos los que una vez en el gobierno han reprimido al pueblo, masacrado a los humildes del campo y la ciudad. Como ellos mismos han admitido, entre ellos no existen diferencias ideológicas ni de intereses económicos (son socios); siendo así, no son ellos los que pueden gestar un verdadero cambio a favor de las mayorías.
Para eludir los temas vitales, la propaganda pide que la gente confíe en el candidato y en sus supuestas virtudes, se centra en la persona del candidato, en sus supuestas virtudes (‘honesto’, ‘capaz’, ‘todo terreno’) e intenciones (‘derrotará la delincuencia’, ‘le dará paz y tranquilidad a las familias’, ‘atenderá las demandas sociales’). Hay ‘ofertones para todos’, los desempleados, las mujeres, los adultos mayores; campesinos e indígenas, jóvenes, etc., pero poco o nada se dice de dónde saldrán los recursos financieros para llevar adelante los supuestos proyectos.
Pero, ¿de dónde provienen, cuál es su mérito, cuál su trayectoria en los problemas sociales? ¿Dónde han estado, no han ejecutado ellos y los suyos las mismas medidas cuando han estado en el gobierno?
La propaganda la hacen ‘los asesores de imagen’, los que aplican el marketing, cuyo objetivo es ‘vender’ al candidato, como mercancía, al final, al ganar la silla presidencial, se corrobora siempre que era propaganda engañosa.
Esta propaganda es un insulto a los panameños. Según los analistas, el costo de la campaña presidencial del 2014 superará los $25.5 millones que gastaron las alianzas de los partidos políticos en el torneo de 2009. ¿De dónde provendrán estas enormes cifras? Ya en el 2009 los escándalos por la presencia de fuentes ilícitas de financiamiento sacudieron la sociedad panameña; acusaciones de uno y otro bando, cuyas investigaciones obviamente quedaron en nada. No podemos olvidar, que toda la partidocracia se negó a incluir en las reformas al Código Electoral lo referente a la transparencia en el manejo de los fondos de los partidos, limitar las llamadas donaciones y publicar su procedencia.
SECRETARIO GENERAL DE CONUSI-FRENADESO.
Una vez más con recursos millonarios pretenden colocar figuras en el escenario político. La propaganda electoral es el anzuelo con el que se piensa atraer los votos. La propaganda habla de que ‘ellos combatirán la pobreza, la corrupción, que atenderán las demandas sociales del pueblo’; sin embargo, han sido ellos mismos y sus partidos los que mantienen a Panamá como uno de los países de América Latina con peor distribución de la riqueza. Son ellos los que desde 1979 ejecutan el modelo económico neoliberal que genera inequidad social. Tanto PRD, CD, Panameñistas, Molirena y Partido Popular (partidocracia), aumentaron los impuestos, reformaron el Código de Trabajo, aumentaron la cuota a la seguridad social, abandonaron la seguridad y soberanía alimentaria, impulsan proyectos depredadores del ambiente (minería e hidroeléctricas), han encarecido el costo de la vida, han generado procesos de privatización y venta de la patria, y hoy pretenden privatizar el agua. Adicionalmente, todos sufrimos el deterioro de los servicios de salud y educación pública, de las viviendas populares, del sistema de transporte masivo, incremento de la inseguridad y de la delincuencia. Son éstos mismos los que una vez en el gobierno han reprimido al pueblo, masacrado a los humildes del campo y la ciudad. Como ellos mismos han admitido, entre ellos no existen diferencias ideológicas ni de intereses económicos (son socios); siendo así, no son ellos los que pueden gestar un verdadero cambio a favor de las mayorías.
Para eludir los temas vitales, la propaganda pide que la gente confíe en el candidato y en sus supuestas virtudes, se centra en la persona del candidato, en sus supuestas virtudes (‘honesto’, ‘capaz’, ‘todo terreno’) e intenciones (‘derrotará la delincuencia’, ‘le dará paz y tranquilidad a las familias’, ‘atenderá las demandas sociales’). Hay ‘ofertones para todos’, los desempleados, las mujeres, los adultos mayores; campesinos e indígenas, jóvenes, etc., pero poco o nada se dice de dónde saldrán los recursos financieros para llevar adelante los supuestos proyectos.
Pero, ¿de dónde provienen, cuál es su mérito, cuál su trayectoria en los problemas sociales? ¿Dónde han estado, no han ejecutado ellos y los suyos las mismas medidas cuando han estado en el gobierno?
La propaganda la hacen ‘los asesores de imagen’, los que aplican el marketing, cuyo objetivo es ‘vender’ al candidato, como mercancía, al final, al ganar la silla presidencial, se corrobora siempre que era propaganda engañosa.
Esta propaganda es un insulto a los panameños. Según los analistas, el costo de la campaña presidencial del 2014 superará los $25.5 millones que gastaron las alianzas de los partidos políticos en el torneo de 2009. ¿De dónde provendrán estas enormes cifras? Ya en el 2009 los escándalos por la presencia de fuentes ilícitas de financiamiento sacudieron la sociedad panameña; acusaciones de uno y otro bando, cuyas investigaciones obviamente quedaron en nada. No podemos olvidar, que toda la partidocracia se negó a incluir en las reformas al Código Electoral lo referente a la transparencia en el manejo de los fondos de los partidos, limitar las llamadas donaciones y publicar su procedencia.
SECRETARIO GENERAL DE CONUSI-FRENADESO.
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