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El Canal debe esperar
La apertura de la nueva vía interoceánica en Panamá se aplaza a 2015
A toda
pompa criolla, los panameños festejan este mes de agosto los 98 años de
la apertura del Canal de Panamá, una de las maravillas tecnológicas y
científicas edificadas en el siglo XX y sometida hoy, con trabajos que
comenzaron en 2007, a una ampliación que tendrá un fuerte impacto en el
comercio y el transporte marítimo mundial.
Pero
en la mitad de la fiesta apareció un punto negro: la construcción del
tercer juego de esclusas en los litorales pacífico y atlántico sufre un
retraso de seis meses y atiza un conflicto entre la Autoridad del Canal
de Panamá (ACP) y el consorcio responsable de las obras, Grupo Unidos
por el Canal (GUPC) —formado por la empresa española Sacyr Vallehermoso y
firmas de Italia, Bélgica y Panamá—, que amenaza con transformarse en
un litigio internacional de reclamaciones millonarias.
La ACP
informó por escrito a EL PAÍS que “hay penalidades importantes, de
hasta 200 millones dólares, si no cumplen” con los plazos de llenado y
vaciado de las esclusas y de aperturas y cierre de compuertas
establecidos en el contrato. “Dependiendo de cuándo concluyan las
pruebas, se aceptará la obra”, tras verificar vertido de concreto,
instalación de compuertas, válvulas, sistemas eléctricos y otros pasos,
alerta la ACP.
Si hay
retraso, el contrato fija también una “penalidad” o multa de 300.000
dólares “por cada día de atraso hasta un máximo de 182 días o 54,6
millones”, asegura la Autoridad. Asimismo, existe un “incentivo” o bono
de 215.000 dólares “por cada día que se entregue [la obra] antes de la
fecha estipulada” —21 de octubre de 2014— hasta un máximo de 50
millones, recalca.
La Autoridad culpa al consorcio encargado de las obras
Pero
el consorcio formado por Sacyr Vallehermoso, la belga Jan de Nul, la
panameña Constructora Urbana y la italiana Impregilo confirmó que en
julio pasado formalizó una reclamación a la ACP por 573 millones de
dólares por incumplimiento de contrato.
En
respuesta a la reclamación, el administrador del Canal, Alberto Alemán,
conminó al GUPC a cumplir lo prometido y entregar en octubre de 2014 las
obras finalizadas y operativas del tramo clave de lo que será la futura
ruta interoceánica, y no en abril de 2015. “La Autoridad del Canal de
Panamá está exigiendo que el contrato se termine el 21 de octubre de
2014, porque no se le ha dado ningún día adicional al contrato”,
advirtió Alemán durante los festejos.
Si la
Autoridad la rechaza, la reclamación pasará a un jurado creado en 2009
por el contrato y que adoptará una primera decisión; pero si la puja
persiste, se acudiría a un foro internacional. El consorcio ganó en 2009
una licitación de 3.118 millones de dólares para construir el tercer
juego de esclusas —la parte más importante de la ampliación, cuyo coste
total es de 5.250 millones— e inició los trabajos en agosto de ese año.
La APC
argumenta que el contratista se ha demorado a la hora de lograr la
fórmula de la mezcla ideal de hormigón que garantice la vida útil de
cien años establecidos en el acuerdo, por lo que hay un retraso
acumulado de seis meses. Alemán relató a medios panameños de prensa que
el hormigón con las especificaciones requeridas debió empezar a ser
colocado por el contratista en enero o febrero de 2011, pero comenzó en
julio de ese año. “Ese periodo es lo que tiene atrasada la obra”, y la
constructora trata de recuperarlo, agregó.
Las empresas piden más dinero por un aumento de los costes
El
GUPC replica que la ACP modificó las normas del hormigón y que reclama
573 millones de dólares por un aumento de los costes. Consultada por EL
PAÍS, la sociedad cuatripartita eludió comentar el conflicto y respondió
por escrito que está “en negociación” con la ACP “por el tema de la
demanda”. El grupo ha prohibido a sus ejecutivos hacer declaraciones
públicas.
En un
informe sobre la reclamación, Bernardo González, director de proyectos
del GUPC, alegó que la empresa ha tenido que hacer frente a costes
adicionales por retrasos en la concesión de permisos, lentitud en
aprobación de pruebas de concreto y exceso de lluvias. “No estamos
pidiendo ni más ni menos”, adujo González.
La
ampliación de la ruta —por la que pasa el 5% del transporte marítimo
mundial— permitirá el tránsito de embarcaciones de mayor tamaño y
calado. Las obras consisten en construir un tercer juego de esclusas en
ambos litorales y con dos complejos de tres niveles cada uno con tres
tinas de reutilización de agua por nivel. El Canal, construido de 1904 a
1914 por EE UU y cuya soberanía plena fue asumida por Panamá el 31 de
diciembre de 1999, tiene otras esclusas desde su apertura, las de Pedro
Miguel y Miraflores, en el Pacífico, y la de Gatún, en el Atlántico.
Por
esas estructuras transitan embarcaciones denominadas Panamax, con un
máximo de 294,1 metros de largo, 32,3 de ancho, 12 de calado y 57,9 de
calado aéreo. Por las nuevas esclusas podrán pasar buques Post-Panamax, a
los que ahora se impide usar el istmo panameño por tener dimensiones
superiores. La nueva meta es ensanchar y profundizar cauces de
navegación en varios sectores. En el área del Pacífico se excavará en
seco un nuevo cauce de acceso de 6,1 kilómetros de largo.
La
ampliación “avanza a un buen ritmo” y, a 21 de agosto, “tres de los
cuatro proyectos de excavación seca han sido completados y el cuarto de
ellos alcanzó un 74%” a julio de 2012, informó la APC. El dragado de las
entradas del Pacífico y Atlántico y del lago Gatún registra progresos
del 90%, 98% y 74%, respectivamente, precisó.
La ACP
descarta que el retraso con las esclusas pueda perjudicar la labor
canalera cotidiana. “El Canal existente continuará operando como lo ha
hecho hasta la fecha”, pues la ampliación es paralela a las tareas
normales de la vía acuática, subrayó. De culminar “todo a tiempo”,
aclaró, “la operación comercial del tercer juego de esclusas se
iniciaría a principios de 2015”.
Y se espera que ese sea otro momento para festejar… al más puro estilo panameño.
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