Hemos recibido esta información de una fuente confiable desde Estados Unidos:
Desde
Estados Unidos una Organización No Gubernamental Social Cristiana
revela que desde hace cerca de un año el Gobierno Democrata de Barack
Obama y ahora el Republicano liderado por Donald Trump conocían las
revelaciones del Abogado Rodrigo Tacla ya hechas públicas recientemente
al Diario Español el País.
Se
informa que una vez el presidente Donald Trump conoció de estas
informaciones obtenidas mediante delación premiada del entonces abogado
de Odebretch Rodrigo Tacla; en inicios estaba dispuesto a darle curso
legal; pero funcionarios cercanos del Servicio Exterior le aconsejaron
canalizarlo por las vía Ejecutiva a los efectos de lograr del mandatario
panameño Juan Carlos Varela colaboraciones internacionales de
alineamiento a la política exterior de Estados Unidos tanto en el ámbito
de las Naciones Unidas, pero sobre todo en la región americana en donde
se despliega una agresiva iniciativa contra el Gobierno de izquierda en
Venezuela.
Se anota que
dada las revelaciones comprometedoras que se hacen contra el Presidente
Panameño Juan Carlos Varela, este acordó alinear la política exterior
Panameña y sus evidencias ya se hacen notar con las varias declaraciones
y comunicados oficiales del Gobierno de Panamá similares a la de
Estados Unidos, Colombia, México entre otros, en contra del Gobierno de
Venezuela.
La ONG anota que
desde la Casa Blanca se mantiene abierta la posibilidad de una
Intervención militar contra el Gobierno de Venezuela en el caso que la
oposición política en Venezuela no logre internamente derrocar el
Gobierno chavista presidido por Nicolás Maduro.
Desde
inicios del Gobierno de Hugo Chávez las relaciones con los Estados
Unidos se tensaron debido a la negativa de Chávez de permitirle a los
Estados Unidos conducir la política petrolera de Venezuela.
Las
tensiones asumieron forma política y de reclamos arbitrales cuando el
Presidente Chávez ordenó auditos y logró modificar las condiciones
contractuales de varias empresas petroleras transnacionales que operan
con la estatal empresa Petróleos de Venezuela.
En
el Pentágono esas posiciones de Chávez se interpretaron como una
amenaza a la seguridad energética de los Estados Unidos abastecida con
los recursos hidrocarburos de Venezuela.
El
Gobierno de los Estados Unidos se halla resuelto en asegurarse las
riquezas petroleras de Venezuela mediante un apoderamiento militar.
En
política se apostó por el despliegue de una compleja campaña de
descrédito e aislamiento internacional y en lo interno la Coordinación
de fuerzas políticas, empresariales y sociales para facilitar el
derrocamiento del entonces Presidente Hugo Chávez, lo que efectivamente
lograron en 2002 por menos de 48 horas.
En
el terreno contractual algunos de las empresas transnacionales
recurrieron a la interposición de recursos en tribunales arbitrales
internacionales.
La
Organización no Gubernamental Social Cristiana aboga por una solución
interna en Venezuela que descarte el uso de la fuerza militar y la
apropiación de facto de los recursos petroleros de Venezuela.
El
dilema de la colaboración del Presidente Varela con los planes de
Estados Unidos sobre Venezuela estriba en el hecho que uno de los ex
mandatarios que ha venido mediando para una solución pacífica y política
en Venezuela lo es su compatriota Martín Torrijos.
Todo
indica que el Presidente Varela ha decidido colaborar para evitarse
procesamientos judiciales en los Estados Unidos por los financiamientos
ilegales hechos por la confesa y condenada empresa brasileña ODEBRETCH. (Fin del artículo recibido)
Esta
información coincide plenamente con el artículo del 27 de julio de Tele
Sur bajo el título “Así planea Estados Unidos boicotear la
Constituyente en Venezuela”. En este se señala:
El
pasado 13 de julio tuvo lugar una reunión confidencial en la misión
estadounidense de la Organización de Estados Americanos (OEA) con sede
en Washington, organizada por el Departamento de Estado de los Estados
Unidos ¿El tema? Boicotear la Asamblea Constituyente a la que ha
convocado el gobierno de Venezuela para el próximo día 30.
La
reunión fue presidida por el subsecretario asistente de Estado para el
hemisferio occidental y ex representante permanente de EEUU ante la OEA,
Michael Fitzpatrick, y el director para América Latina del Consejo de
Seguridad Nacional estadounidense, Juan Cruz. Fueron invitados, bajo
específica selección, diplomáticos de Latinoamérica, el Caribe, Europa y
Asia.
Luego de
repetir las consabidas opiniones injerencistas sobre Venezuela,
Fitzpatrick y Cruz dieron instrucciones a sus invitados para iniciar una
fuerte campaña mediática en contra de la Asamblea Constituyente con el
pretexto de que tales comicios podrían generar más violencia en el país.
Al mismo tiempo, anunciaron sanciones contra el país bolivariano y
chantajearon a los representantes diplomáticos para que los gobiernos de
sus países impusieran sanciones bilaterales, similares a las operadas
por Estados Unidos.
El
problema de la Casa Blanca es que la OEA y su titular, Luis Almagro,
han fracasado como brazo ejecutor de sanciones contra la República
Bolivariana de Venezuela. De tal manera, Estados Unidos se encuentra en
proceso de consolidación de un “grupo de amigos” para facilitar sus
planes sobre este país. Lo interesante del caso es que ya no le interesa
si la Organización de Estados Americanos funciona o no; la misión va,
con o sin ella.
Finalmente,
Fitzpatrick y Cruz entregaron en la reunión copias de dos artículos que
delinean la táctica político-ideológica de su lucha contra el gobierno
bolivariano.
El primero de
ellos se trata de un texto publicado el pasado 23 de junio en The Wall
Street Journal, vocero de los altos capitales estadounidenses, titulado
“La última batalla por la democracia en Venezuela”, en el cual se llama a
evitar el triunfo de la Constituyente, toda vez que significa que los
consejos comunales suplanten a los gobiernos tradicionales en las
provincias y enterrar la posibilidad de una elección anticipada. El
segundo artículo, un poco más clasificado, se llama “La bomba de
hidrógeno de Maduro”publicado por “Caracas capital markets”, en la cual
se afirma que el país transita hacia “el modelo político-militar cubano”
y llama a evitar la “cubanización” de Venezuela. Ambos textos sostienen
la visión del Departamento de Estado estadounidense sobre la situación
en el país sudamericano.
El
guion golpista empata con lo expresado en la Universidad Internacional
de Florida el pasado 5 de julio por el diputado venezolano de oposición,
Juan Requesens, en donde habla del plan para boicotear la Constituyente
mediante paros escalonados hasta llegar a lo que han bautizado “la hora
cero” en la cual pretender provocar la ingobernabilidad del país.
Además, el político considera una intervención extranjera sobre
Venezuela. El video de esto circula en YouTube
https://www.youtube.com/watch?v=2UE6H7ACj8c
Luego, pues, comenzaron los pronunciamientos siguiendo las instrucciones de la Casa Blanca.
El
presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, tuiteó el 16 de julio que
“suspender la constituyente” (…) “es el único camino para lograr la paz
en Venezuela”. Otro que no se ha escondido para seguir la esquela
injerencista es el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien
pidió por twitter el 17 de julio “desmontar la constituyente”. Ese mismo
día, Donald Trump en su estilo particularmente barbárico dijo que, “si
el régimen de Maduro impone su Asamblea Constituyente el 30 de julio,
Estados Unidos tomará fuertes y rápidas medidas económicas”. Lo dicho
por el empresario, devenido en presidente de EEUU, han sido secundadas
por portavoces del Departamento de Estado Heather Nauert y Sean Spicer.
Por
su parte, la alta representante de la Unión Europea para la política
exterior, Federica Mogherini, instó a Nicolás Maduro a suspender la
Constituyente y amenazó con que todas las opciones, incluidas las
sanciones, “están sobre la mesa”. Llama la atención que en perfecta
concordancia por lo instruido en la reunión liderada por Fitzpatrick y
Cruz del 13 de julio, la diplomática italiana habló de la creación de
“un grupo de amigos” conformada por países de la región para negociar
una “solución” al conflicto en Venezuela.
¿Y
qué entienden por “grupo de amigos”, quienes pretenden imponer un golpe
contra el gobierno de Nicolás Maduro? Para empezar, a pesar de tratarse
de una reunión en una sede de la OEA, fueron excluidos de la reunión
del 13 de julio países como Bolivia, Dominica, San Vicente y otros
países caribeños, con voz y voto dentro del organismo. Al tiempo,
gobiernos de países como Brasil, Argentina, Costa Rica, Puerto Rico,
Perú y México, se han sumado a la línea dictada por el Departamento de
Estado en contra de Venezuela.
La
reunión organizada por Fitzpatrick y Cruz revela el plan abiertamente
injerencista de Estados Unidos sobre la nación venezolana. Un plan que
recuerda a la Operación Cóndor estipulada por la Casa Blanca en
coordinación con las dictaduras militares sudamericanas en la década de
1970 para perseguir, encarcelar, torturar y desaparecer o matar a
revolucionarios de esos países ¿O a alguien a estas alturas le quedan
dudas sobre los planes de Washington sobre Venezuela, a la sazón, dueña
de la reserva petrolera certificada más grande del mundo, también de
oro, y la cuarta más grande de gas?
En
efecto, impedir la Asamblea Constituyente del 30 de julio es uno de sus
últimos llamados de EEUU para apoderarse del país; empero, tienen en
funciones a una oposición que, más allá de lo estridente, muy pocos
resultados le ha otorgado, incluido su fracasado intento de plebiscito
del 16 de julio. Por su parte, la Constituyente es la herramienta con la
que cuenta el pueblo venezolano para evitar en lo político que Estados
Unidos, ayudado por su “grupo de amigos”, repita en Venezuela lo que ya
hizo en Libia, Irak y no logra concretar en Siria, como es su intención.
El
mundo observa. ¿De qué se van a disfrazar los “amigos” de Estados
Unidos, cuando Venezuela logre triunfar sobre el injerencismo y los
intentos de golpe de Estado? (Fin del artículo)
El
19 de julio, FRENADESO denunció al país, luego de la farsa de
plebiscito que la derecha venezolana realizó en Panamá y que puso en
evidencia la gran cantidad de personas provenientes de ese país a Panamá
como parte de un negociado de autoridades, mafias, grupos terroristas y
empresarios inescrupulosos para desplazar mano de obra panameña,
reducir salarios y desmejorar condiciones de trabajo, que grupos de la
derecha fascistoide venezolana habían solicitado a Varela que Panamá
fuera sede de un Gobierno extranjero. Esta información no fue desmentida
ni por Cancillería ni por ninguna autoridad del Gobierno.
Ayer,
el Gobierno de Varela, mientras los pueblos y las fuerzas progresistas
de la Patria Grande se solidarizan con la Patria de Bolívar, él confirmó
su alineación con Trump. Chantajeado por el escándalo de Odebecht,
Varela se arrodilla frente a su amo imperialista. Parte de esto se
explica con su reciente visita a Washington.
Repudiado
por el pueblo, confirmada su participación en coimas de Odebrecht y
otros escándalos, el Gobierno de Varela, mostrando además el oportunismo
que lo caracteriza, emitió un vergonzoso y humillante comunicado que
dice:
El Gobierno de la República
de Panamá en respaldo a los esfuerzos que realiza la comunidad
internacional por defender el orden democrático y la paz social en
Venezuela, ha decidido respaldar las medidas tomadas por el Gobierno de
los Estados Unidos de América de imponer sanciones a funcionarios
venezolanos que impulsan la convocatoria a una Asamblea Constituyente y,
como México y Colombia, actuará en estrecha colaboración con las
autoridades norteamericanas e instará a la colaboración
interinstitucional de autoridades respectivas para prevenir actos
delictivos en el país.
El
Pueblo y Gobierno de Panamá reiteran el llamado a encontrar una salida
negociada, al más estricto respeto de los principios democráticos, y a
anteponer el bienestar de los venezolanos para detener la violencia en
el país, que se ha agravado con el llamado unilateral a una Asamblea
Constituyente.
De darse la
misma, la República de Panamá no reconocerá sus resultados, sobre la
base de los vicios que ya se identifican en dicho proceso. (Fin del
comunicado)
Los patriotas y
revolucionarios panameños debemos estar vigilantes frente a un gobierno
corrupto, vendepatria y antipopular se subordina de esta manera al
gobierno misógino, racista y prepotente de Donald Trump, en coincidencia
con Gobiernos controlados por el narcotráfico y que quema vivos a
estudiantes como el de México o que promueve el paramilitarismo y el
asesinato de luchadores sociales pese a acuerdos de paz como Colombia.
No
admitiremos que nuestro país sea usado como centro de conspiración
contra un pueblo hermano y su Gobierno legítimo que hoy masivamente y en
paz vota por su Constituyente, misma que Varela prometió aquí y no
cumplió, ni aceptaremos nunca que se vuelvan a instalar bases miliares
en nuestro territorio para agredir e invadir militarmente a Venezuela ni
a ningún país.
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