Hace poco más de tres años todo era
oscuridad. El primer partido de carácter popular que logró su
inscripción en la mal llamada era democrática después de la invasión, no
lograba subsistir. Con solo seis meses de haberse constituido se
enfrentó en unas elecciones a poderosas maquinarias de fracciones del
poder económico que contaron con inmensos recursos del estado. Solo del
PAN los diputados obtuvieron 420 millones de dólares y sobre su uso
nunca rindieron cuentas de un solo centavo, caso que el Contralor
encubridor dejó prescribir.
Pero no
solo fue eso, se ha comprobado que cuantiosos recursos fluyeron de
sobornos y coimas de distintas fuentes, entre ellas Odebrecht, y que
además el narcotráfico sigue penetrando a los partidos tradicionales
como reconoció el mismo Presidente de la República. Hablamos de la
narco política en Panamá.
Fue la
campaña más clientelistas de la historia y una de las más fraudulentas y
viciadas. El Tribunal Electoral demoró siete meses en declarar
oficialmente cerrado el torneo, por elecciones que debieron realizarse
nuevamente en algunas cincunscripciones dadas las irregularidades
cometidas, mismas que se repitieron. Nunca se sabrá a cabalidad cuántos
recursos se invirtieron, en una campaña monstruosa de publicidad
engañosa, de encuestas falsas, de manipulación descarada de la opinión
pública. En tales circunstancias el FAD no logró subsistir y no
faltaron quienes nos proscribieron para siempre.
Sin amilanarnos arrancamos el proceso de debate y consultas con los compañeros a nivel nacional abordado de forma autocrítica, reconociendo errores y potenciando aciertos. Convencidos de que la única derrota es rendirse, decidimos reinscribir el partido y en el primer año reunimos más de 58 mil firmas que en su totalidad el Tribunal Electoral no nos reconoció.
El
FAD demostraba así que era capaz de inscribirse nuevamente y alcanzar
un número de adherentes mucho mayor que el que se nos exigió en el
primer esfuerzo. La partidocracia y su establishment lo entendieron
así e impulsaron unas reformas electorales todavía más antidemocráticas y
excluyentes. Bajaron el porcentaje de adherentes del 4% al 2%
(reivindicación que habíamos planeado con anterioridad), pero no para
favorecer al FAD sino a sectores que ahora buscan constituirse en
partido, pero que muy poco se diferencian de esos partidos tradicionales
a los cuales buscan adherirse en alianza.
Ahora
el FAD, en esas condiciones, está en capacidad de inscribir no solo uno
sino dos partidos si se lo propusiere, pero las cúpulas de los partidos
tradicionales además aprobaron reformas electorales que le abren aún
más la puertas al dinero proveniente del narcotráfico, del soborno, de
la coima y de recursos del estado. Estamos hablando de cerca de 600
millones de dólares, siendo Panamá el país que más gasta en elecciones,
al menos en la región.
En medios de
tantas necesidades del pueblo, los partidos tradicionales han dispuesto
repartirse para ellos el 96% de los 100 millones que se destinarán para
el financiamiento público, del cual supuestamente y de forma exclusiva
se financiará la publicidad electoral. Insistimos en nuestra propuesta
de cero financiamiento privado y financiamiento público no onerosos para
el pueblo.
Estas reformas son tan
desiguales que, por ejemplo, si el FAD lograra colocar una sola cuña en
TV, usted verá 96 cuñas de los partidos tradicionales, que ideológica y
políticamente son lo mismo. ¡Una cuña del FAD por 96 cuñas del resto de
los partidos! ¿A eso le llaman democracia?
Además,
cómo hemos advertido, estas reformas son violatorias de la Constitución
Política que en su artículo 141 establece claramente que: “El Estado
podrá fiscalizar y contribuir a los gastos en que incurran las personas
naturales y los partidos políticos en los procesos electorales. La ley
determinará y reglamentará dichas fiscalizaciones y contribuciones,
asegurando la igualdad de erogaciones de todo partido o candidato.”
El
FAD procederá en consecuencia a interponer recurso de
inconstitucionalidad en aquellos aspectos de las reformas electorales
que consideramos nocivos para el desarrollo de un proceso electoral
realmente democrático, participativo e igualitario. Valga decir que
estas reformas son tan absurdas, confusas y ambiguas que los propios
magistrados del Tribunal Electoral han expresado su intención de
presentar nuevas modificaciones para así enderezar de alguna manera este
entuerto.
Hoy, logrando superar con
creces la nueva cuota exigida, el Frente Amplio por la Democracia (FAD),
que en un período y medio de libros estacionarios logró inscribir más
de 72 mil panameños, anuncia que solicitará al Tribunal Electoral la
certificación de nuestra cifra de inscritos y el cierre de los libros
para poder iniciar el proceso de estructuración territorial y de
organización de su Congreso Constitutivo a la mayor brevedad posible.
Anunciamos
al pueblo que luego de los ingentes esfuerzos de nuestros equipos de
trabajo, hemos logrado recuperar el instrumento político electoral,
desafiando el cerco informativo y las campañas y situaciones adversas.
Nos
preparamos para proponerle al pueblo, desde sus entrañas, una oferta
electoral distinta a los ya desgastados partidos tradicionales y a sus
fórmulas enmascaradas de “independientes”.
Las
puertas del FAD están abiertas a todo luchador social, a los hombres y
mujeres honestos y de convicciones democráticas profundas, a la juventud
olvidada, a los pobres y excluidos de esta tierra, que anhelan
construir una sociedad verdaderamente humana, una patria para todos.
Daremos
nuevamente la batalla en el plano electoral a los sectores y grupos
dominantes que han conducido a las instituciones del Estado a los
impresionantes grados de descomposición en que hoy se encuentran y que
han hecho de los gobiernos una fuente de enriquecimiento de sus cúpulas
corruptas.
Lo haremos inspirados en el grito de guerra del General invicto, Victoriano Lorenzo, “La Pelea es Peleando”.
¡RENACE LA ESPERANZA!
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