A las autoridades respectivas
Panamá, República de Panamá
E.S. D.
Mi
nombre es Mariela de Jesús Hidalgo, mujer, panameña, soltera, con
cédula de identidad personal No.8-838-67 y pasaporte No.PA0259645; soy
estudiante universitaria de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
de la Universidad de Panamá, Campus Central. Curso el 3 año de la
Licenciatura de Derecho. Soy orgullosamente dirigente universitaria del
Frente Estudiantil Revolucionario 29 de Noviembre FER-29 y parte de la
juventud de FRENADESO; en el pasado proceso electoral fui candidata
suplente a Diputada por el partido Frente Amplio por la Democracia FAD.
Semanas
atrás fui designada por mi organización a participar en el XVIII
Seminario Internacional del Joven Combatiente en la República de Chile,
seminario organizado por la Juventud Rebelde Miguel Enríquez JRME, que
consiste en intercambio de jóvenes de diversos países sobre las
problemáticas sociales de nuestra Latinoamérica y se realizan talleres
sobre educación, cultura y el vínculo de jóvenes profesionales en el
quehacer político. Los temas a aborar en esta oportunidad, el modelo
neoliberal y su impacto en el continente y Asamblea Constituyente. En su
contexto, se trata de una actividad académica de jóvenes con
conciencia social y crítica que se realiza en la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad de Chile.
Partí
el domingo 27 de marzo desde Panamá, en un vuelo de la aerolínea COPA
desde Panamá hacia Chile, con escala en Perú donde abordaría un
avión de la aerolínea Sky. Llegue a Chile a las 7:25 a.m.
aproximadamente, y a las 7:30 de la mañana fui retenida. Entregué mi
pasaporte y formulario de ingreso al país; pude percatarme que ni
leyeron el formulario cuando Migración empezó a hacerme preguntas de
rutina. Pero luego las preguntas pasaron a interrogatorios y a indagarme
como si fuese sospechosa de algo. Ante las preguntas, les respondí que
era mi primera vez que salía del país y que asistiría a un seminario
que se realizaría en la Universidad de Chile; les indique que este
seminario se realizaría en distintas ciudades de Chile, a saber,
Santiago, Valparaíso y Talca.
Al
preguntarme sobre mi alojamiento les explique que como era mi primera
vez que visitaba Chile no tenía idea de donde me quedaría pero que
unos estudiantes chilenos me darían alojamiento, por lo que no sabía
el lugar exacto donde me quedaría pero que como estaban esperándome,
esa información se las podía brindar los compañeross que me
recibieran al saber de la llegada de mi vuelo. Entregué toda la
documentación informativa sobre la actividad a la que participaría,
entre ellos, el visto bueno de la Universidad de Panamá respecto a los
trámites para viajar como universitaria, mi recibo de matrícula
estudiantil y la carta de invitación de la agrupación Juventud Rebelde
Miguel Enríquez de Chile. Luego vi como la documentación el
funcionario de Migración se la pasa a la policía sin darme mayor
explicación ni informarme sobre alguna irregularidad en mi ingreso al
país.
Después
me movieron a una esquina de la Policía Internacional del Aeropuerto.
Allí estuve esperando casi una hora por atención o que se me informara
sobre el por qué me mantenían en espera. Me entrevistaron unas 3
personas con las mismas preguntas que me habían realizado en
Migración. Luego enviaron a un agente de actitud extraña, quien
intentó dialogar conmigo de forma calmada y me preguntó qué es el
FER-29; le dije que era una agrupación estudiantil como cualquiera de
las que existe en Chile y que no tenía tantos años en la agrupación.
Al preguntarme sobre lo que se trataba el Seminario en Chile le reiteré
que esa información estaba en el documento que me había retenido.
Luego de esto, desaparecieron mis papeles.
Luego
de tanta indagatoria me dijeron de forma cortante que sencillamente no
podía entrar a Chile y que para entrar requería una visa y demás
excusas ridículas que se notaba que estaba improvisando con tal de
negarme la entrada al país. Me dejaron en los pasillos de la PDI
(Policía de Investigaciones) durante horas sin derecho a comunicarme
con alguien, sin comida, sin agua, sin mis maletas para buscar algo que
me cubriera del frío. Durante ese tiempo, en varias ocasiones me
escondieron para que el Consulado de Panamá en Chile no me viera; me
hablaban en un tono intimidante, me gritaron que tenía
que acompañarles, a lo que les dije que yo quería quedarme en el
lugar para poder conversar con los funcionarios del Consulado, a lo que
se rehusaron y me movieron a un lugar apartado, incluso llegaron a
coaccionarme agarrando sus armas de reglamento para intimidarme y que
les acompañara. Si debo aclarar que en ningún momento me tocaron.
A
pesar de todas las preguntas que les hice jamás me respondieron, o
daban evasivas ni me decían cuanto tiempo me tendrían ahí, por qué y
a donde me llevarían. Luego me dijeron que pretendían mandarme a
Perú y que allá yo viera qué podía hacer para regresar a Panamá.
Desde que salí de Panamá no volví a ver mi equipaje, desde el domingo
que salí de mi país hasta el martes que lograron deportarme solo
comí una sola vez, y eso por el reclamo que realice durante horas a
diversos funcionarios y por intermedio del Consulado de Panamá en
Chile.
Jamás
me permitieron hablar con el Consulado de Panamá; en varias ocasiones
me mintieron y le mintieron al Consulado sobre mi ubicación. Les
dijeron al Consulado que ellos ya me habían regresado a Panamá en un
avión pero me mantenían escondida en un rincón. No sabía qué iban a
hacer conmigo. Cuando iba al baño me siguieron siempre, incluso
hombres entraron conmigo al baño de mujeres. Sufrí acoso psicológico,
fue una tortura tenerme desinformada, con miedo y frío en un país que
no conozco y que visitaba por primera vez. Me sentí discriminada por
motivos políticos. Me trataron de una forma muy degradante y me
observaban de frente durante horas. Me humillaban en público ante otros
pasajeros, al punto de llegar a hablarles mal de mí tanto a
funcionarios del aeropuerto que en una ocasión llegaron a brindarme
agua hasta con personas que no conocía y eran testigos de mi reclamo.
Sentí
ser tratada como un animal. Me negaron toda clase de comunicación;
tuve que escaparme del acoso por un instante para llamar a uno de los
estudiantes en Chile para que me ayudaran. En Chile, los estudiantes de
la JRME abogaron por mí en múltiples ocasiones sin éxito; lograron
conseguir un abogado para mi auxilio pero también le impidieron verme.
Solo llevaba como equipaje una cartera y una maleta, con ropa y
documentos para el seminario. Confieso que lloré de impotencia en
algunas ocasiones.
Luego me informaron del avión que me regresarían a Panamá, el cual abordé y logré salir de Chile.
Mientras
estuve en Chile un abogado interpuso a mi favor un recurso de Amparo
ante el Primer Juzgado de Garantía de Chile; copia electrónica del
documento lo adjunto a esta carta que indica a criterio del Juez, que no
violé ningún reglamento o protocolo de ingreso al país, y que la
información que proporcioné a las autoridades no era incompatible con
los procedimiento de ingreso al país a través de Migración.
A
nuestro criterio, como jóvenes revolucionarios, a 50 años de aportes y
trayectoria de nuestra organización en la causa social del pueblo
panameño, nos consta los innumerables vejámenes que hemos sufrido
gobierno tras gobierno en Panamá contra militantes nuestros, pero es
inaceptable tener que sufrirlos en otro país en el marco de una
invitación internacional para asistir a un seminario educativo entre
jóvenes y de carácter público.
Como
hemos denunciado, no se trata de un mero trámite migratorio como vimos
que Cancillería le respondió al diario El Siglo, sino sobre cómo se
me niega el ingreso a un país hermano teniendo mis documentos en orden.
Basta mencionar el trato degradante, y el SECUESTRO de mi persona por
autoridades policiales de Chile, quienes me impidieron mantener
comunicación con el cuerpo diplomático panameño, en una clara
violación a normativas internacionales. Si esto no nos indigna como
panameños y como defensores de los principios de igualdad y respeto a
los Derechos Humanos, entonces estaríamos como país siendo cómplices
de tamaña discriminación que a todas luces resulta en el
“inconveniente” de ser de izquierda. Tanto Nacional como
internacionalmente este tema ha recibido apoyo y solidaridad por lo
GRAVE que resulta que una persona sea discriminada por razón de su
ideología política, que tiene igual peso a cualquier forma de
discriminación por razón de género, raza, creencia religiosa o
procedencia. Esta situación ya ha merecido la atención del Instituto
Nacional de Derechos Humanos de Chile y demás autoridades que nos
estarán brindando apoyo para que este trato a nuestros nacionales no se
vuelva a repetir.
Revolucionariamente,
Mariela Hidalgo
Frente Estudiantil Revolucionario 29 de Noviembre
FER-29 Panamá
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