Al cumplirse los cien días del nuevo Gobierno, tal como lo habíamos
advertido, muchas de las promesas en materia de adecentamiento de la
cosa pública, no solo indican que no se van a cumplir, sino que muchos
de los problemas que supuestamente se atacarían, se profundizan,
provocando mayor desconfianza y falta de credibilidad en el sistema y
con un deterioro cada vez más marcado de la institucionalidad burguesa.
En cien días ni un solo político de alto nivel está procesado por los
tantos delitos de corrupción y atraco al erario denunciados. En cien
días, el presidente Juan Carlos Varela tiene que valerse de un Pacto de
Gobernabilidad con el PRD, cuyo contenido real es desconocido por el
pueblo, con el agravante de que su partido aliado hoy es controlado por
los mismos que, por su cercanía al entonces presidente Ricardo
Martinelli, se caracterizaron por hacer durante la gestión de éste una
oposición cariñosa. Lo único que se ve de este pacto son los
nombramientos en altos puestos de dirección que le otorga el llamado
partido de Arnulfo al llamado partido de Omar.
En cien días, comienzan a salir los réditos a importantes grupos
económicos que apoyaron su campaña electoral, con nombramientos, tal
como quedó demostrado, por ejemplo, en las designaciones en el
Aeropuerto de Tocumen y en la Dirección de la CSS. En cien días, Varela
por interés propio y de otros e incurriendo en nepotismo, se ha visto
obligado a ceder espacios a clanes familiares y económicos en puestos
ministeriales y en el servicio exterior.
En cien días, el actual Gobierno y los grupos económicos que lo
respaldan han presentado la misma propuesta económica neoliberal, con lo
que se evidencia la continuidad de las políticas antipopulares del PRD y
CD. El presupuesto que se ha presentado a la Asamblea confirma el
continuismo del modelo económico.
En cien días, Varela, al igual que Martinelli, no rompe con el modelo
de exclusión social y la concentración de la riqueza en 105 personas,
mientras las demandas sociales de los sectores marginados siguen sin
atenderse. Varela, al igual que sus antecesores, sigue apostando a la
utilización mediática de subsidios, política que impulsan los
neoliberales para rehuir el debate de la ausencia de democracia
económica y la mala distribución de la riqueza.
En cien días, no se vislumbra un cambio significativo en la política
ambiental del país. Se plantea que hay que respetar la seguridad
jurídica de las empresas mineras, hidroeléctricas, a pesar de que éstas
sean depredadoras del ambiente. Además, se levantó la restricción de
construcción que tenía un proyecto en Coco del Mar, en las primeras
sesiones del Consejo Municipal.
En materia social el pueblo sigue enfrentando las mismas vicisitudes,
incremento de los precios de los bienes y servicios básico; desatención
en los sectores de salud y educación; desalojos y falta de acceso al
agua potable; pésimo servicio de transporte público; inseguridad
ciudadana. En cien días del Gobierno de Varela, el pueblo sigue en las
calles para que se atiendan sus demandas sociales y se respeten sus
derechos humanos.
Tal como señalara Frenadeso, en su balance de los cien días: ‘Estamos
ante la presencia de un Estado en franca descomposición, una
institucionalidad maltrecha, que, con la presencia de un Gobierno
sumamente débil, nos encamina hacia un tipo de Estado fallido, con una
institucionalidad podrida, democracia putrefacta y falta de credibilidad
en los poderes del Estado, como resultado de corrupción e impunidad
desvergonzada de quienes nos gobiernan, a quienes no les importa que se
sepa que son ladrones y que se venden a los grupos de poder económico,
porque tienen la certeza de que nada les va a pasar; que es incapaz de
atender las demandas básicas de la población, garantizar justicia, hacer
valer la voluntad popular, y donde sus principales actores ninguno
escapa del cuestionamiento público (autoridades, partidos, órganos del
Estado, empresarios, medios de comunicación, jerarquías religiosas,
etc.)’.
*SECRETARIO GENERAL DE CONUSI-FRENADESO.
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