Pronunciamiento sobre el 24 aniversario de la Invasión militar de EU a Panamá - COPODEHUPA
UNA HISTORIA SILENCIADA PERO NO OLVIDADA
El
calendario anual nos trae otra vez a la memoria la invasión militar de
Estados Unidos a Panamá, un 20 de diciembre, hace 24 años, el
acontecimiento más brutal y destructivo que puede sufrir un pequeño
pueblo frente a la prepotencia de un Coloso henchido de poder económico,
militar y geopolítico, acostumbrado a manejar al mundo según sus
intereses de superioridad, dominación, explotación y usurpación de
riquezas de otras regiones.
En aquella fecha tomó el país, se instaló y plantó sus condiciones que persisten hasta ahora. La excusa esgrimida jamás fue creíble: detener
a uno de sus súbditos, el servil Manuel Antonio Noriega, que se
entregó, fue enjuiciado, pagó su condena en Estados Unidos, trasladado a
una cárcel en París, Francia, que lo reclamaba por lavado de dinero y
luego trasladado a Panamá que también exigía su presencia por condenas
de crímenes y casos aún pendientes.
Los gobiernos posteriores a la invasión (Endara, Pérez-Balladares, Moscoso, Torrijos y el actual, Martinelli)
jamás hicieron el menor reclamo por el desastre, para el país, que
significó la invasión en términos de violación de la soberanía y el
derecho a la autodeterminación de los pueblos, destrucción material de
barrios (El Chorrillo, Colón), en términos de viviendas, centros de
trabajo, educación, salud, empresas, centros comerciales, detenciones
arbitrarias, asesinatos, persecuciones, desaparecidos, fosas comunes,
muertos, discapacitados, imposibilidad de muchos de ejercer tareas
laborales, traumas físicos sicológicos post invasión. Los
gobiernos jamás hicieron un reclamo a Estados Unidos por el genocidio
cometido y como tampoco ningún apoyo a la demanda que unas doscientas
setenta familias elevaron ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, CIDH, dejando a la población panameña en la toral indefensión.
Estados
Unidos peca de absoluta arbitrariedad en el ejercicio de su política en
el mundo para llevar la muerte y la destrucción donde se le ocurra,
según sus intereses geopolíticos y económicos. Basta
recordar la estela destructiva de pueblos enteros y de culturas en el
mundo que desde entonces ha desarrollado, sin contar con otros tantos
planes de intromisión e intervención en los asuntos internos de los
países. América Latina es un claro ejemplo de estos escenarios controlados por el llamado Coloso del Norte.
En
Panamá, sin embargo, Estados Unidos osó justificar la invasión
invocando el Tratado de Neutralidad, que (casi) ningún panameño firmó
pero que sí firmó, y conscientemente, Omar Torrijos Herrera en
septiembre de 1977, que le concede la potestad de invadir nuestro país,
unilateralmente y por la razón que sea, supuestamente, siempre en
defensa del Canal, y en el marco de la solidaridad de pueblos y
gobiernos de aquella época. Por la eternidad Panamá está sujeta a esta norma claramente establecida en el mencionado Tratado. La
clase empresarial y política del país prefiere mirar a otro lado, otros
pretenden diluir la historia negando o minimizando los hechos o
enterrándolos en el pasado, - partidos político como el PRD, las
autoridades del Ministerio de Educación, negando así al pueblo y a la
juventud el Derecho a la Verdad y a la Conciencia.
A
lo largo de estos años han sido los sectores populares consecuentes los
que han levantado siempre la bandera de la protesta y el rechazo de la
Invasión, reivindicando el respeto de la soberanía y de la
autodeterminación y el derecho a la no intervención de los pueblos,
criterios establecidos por las Naciones Unidas para garantizar la paz en
el mundo, que Estados Unidos viola flagrantemente. Impunidad mundial. Martirios
ejemplares de amor a la Patria y sangre derramada del pueblo,
especialmente de la juventud, marcan los años de lucha prácticamente a
lo largo del pasado Siglo XX por la recuperación del Canal y la salida
de las bases militares acantonadas en la antigua Zona del Canal.
Importa
mucho en estos tiempos, y frente a la continuada política de agresión
de Estados Unidos contra los pueblos, mantener viva la memoria de estos
acontecimientos para que sean parte del imaginario histórico de nuestro
pueblo y particularmente de la juventud. “Prohibido olvidar” es el clamor de las víctimas del
Barrio Mártir de El Chorrillo contra el “Prohibido recordar” de esgrime
la burguesía oportunista de nuestro país, negando el pasado y abriéndose
a la sujeción del país agresor por intereses políticos, económicos y
empresariales.
Es
el pueblo que tiene este desafío, construir la historia desde su
interior y su realidad, y desde allí exigir a quienes gobiernan cumplir
los términos de la justicia y el derecho. La fundamental tarea y definitivamente eludida por los respectivos gobiernos es la Verdad de la Invasión: la
cantidad de muertos, desaparecidos, víctimas de traumas físicos y
sicológicos, destrucción material y económica, los archivos panameños
capturados por el ejército de Estados Unidos y muchas consecuencias más. En la unidad y la solidaridad, en la lucha por la Justicia y la Verdad.
Coordinadora Popular de Derechos Humanos de Panamá, COPODEHUPA
Panamá, 20 de diciembre de 2013.
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