22/4/13

Panamá: Si la naturaleza fuera banco, ya la habrían salvado

El 22 de abril se celebra el Día Internacional de la Tierra, instaurado para crear conciencia común a los problemas medioambientales; sin embargo, las políticas públicas siguen estando lejos de ello. Como dijera Eduardo Galeano: ‘Si la naturaleza fuera banco, ya la habrían salvado’.

Desde siempre, el ser humano ha estado interactuando con la naturaleza para proveerse de los bienes necesarios para su existencia. Sin embargo, tal accionar ha significado, poco a poco, la degradación de los recursos naturales y de los ecosistemas, poniendo en peligro la existencia misma de los seres humanos. Las visiones sobre el desarrollo de las sociedades han variado. Hoy día los pueblos, sobre todo los originarios, reconocen el valor de la preservación de la naturaleza, aunque gobiernos, empresas y organismos internacionales no contribuyen a la atención del problema ambiental.

Las observaciones críticas que se hacen a los proyectos depredadores de la naturaleza, como la minería y las hidroeléctricas, se fundamentan en que éstos ponen en peligro la vida humana y comprometen la existencia de las generaciones futuras.

Sin embargo, el mayor énfasis de los gobiernos y organismos internacionales es alcanzar nuevos tratados/protocolos o desarrollo de cumbres mediáticas, que no tienen mayor expresión vinculante, donde los principales responsables (países desarrollados y transnacionales) terminan por evadir sus responsabilidades. Tampoco, como pretenden, la respuesta no puede ser llevar la naturaleza al mercado, colocar precios a los bienes y servicios ambientales, para que las transnacionales terminen comprándolos. Se trata de soluciones falsas al problema ambiental que intentan esconder las causas estructurales que nos han conducido a la situación actual de crisis.

Este accionar demuestra la incapacidad del propio sistema capitalista de dar una respuesta a una crisis que él mismo ha creado, en la medida que una de las causas principales del problema es el proceso de producción sustentado en la obtención de máximas ganancias y no en la satisfacción de las necesidades materiales de vida de la población. Esta lógica de producción capitalista, que promueve el consumismo, rompe el equilibrio amónico entre sociedad y naturaleza.

Los costos del deterioro ambiental lo cargan los pobres. Este fenómeno aumenta la vulnerabilidad de los sectores populares que sufren hambre, escasez de agua, inundaciones costeras, terremotos, y otros desastres ya no tan naturales.

La actual crisis plantea la necesidad urgente de seguir caminando en la construcción de ‘Otro Mundo Posible’, donde impere una economía para la vida que permita la equidad y justicia económica, social, ambiental y cultural.

El Frente Amplio por la Democracia (FAD) propugna por un Desarrollo Sostenible, el cual, efectivamente, debe significar el mejoramiento de las condiciones de vida de la gente, al mismo tiempo que se respetan los ecosistemas de manera que no se comprometan las generaciones futuras.

El FAD plantea la necesidad de levantar una política pública integral que vele por un Ambiente Sano, Seguro y a Favor de la Vida. Por un modelo sustentable de producción frente al neoliberalismo rampante. En este sentido, luchará para que todos los proyectos y actividades susceptibles de lesionar el medio ambiente requieran la realización de estudios serios, sometidos a Consultas Públicas con carácter vinculante. Luchará por la erradicación de todos los proyectos mineros a cielo abierto y los proyectos hidroeléctricos que atentan contra la vida de comunidades campesinas, indígenas y del conjunto de la ciudadanía. Impulsará la inmediata suspensión de los proyectos que solo buscan la máxima ganancia para el capital extranjero y local, mientras atentan contra la vida. Luchará contra la tala indiscriminada por parte de los empresarios y las transnacionales; contra el paso de buques con carga radioactiva y desechos tóxicos por el Canal de Panamá.

Nuestro compromiso es por el respeto a la vida en pleno goce de nuestros derechos económicos, sociales, culturales, ambientales y políticos; por el respeto a los seres humanos y a la naturaleza.

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